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Muchas veces, y por qué no decirlo,
casi siempre ser un militar es blanco de muchos comentarios, algunos buenos,
coherentes y justos, pero en la mayoría casi siempre son destructivos, pues no
basta lucir un impecable uniforme, con unos borséis bien puestos, para
incentivar el respeto de los demás, de quienes no saben, lo que es o quién es
un militar.
Existe
aún el tabú en la sociedad de que el militar es duro, frío, insensible,
indiferente ante la mirada sensible de los demás, ¿pero en verdad es frialdad,
insensibilidad e indiferencia? Veamos entonces quién es un militar
y qué necesita para
ser un verdadero uniformado.
En
mi opinión el ideal, es el militar que ingresa por vocación de servicio, con una edad en la que posea experiencia
en la vida, acompañada de acciones que haga valorar su profesión con mayor
interés. Maduros y conscientes de lo que significa una gran profesión que tiene
que ver con valores y compromiso con la sociedad y la patria.
Lejos
de la percepción ajena, debe gustarle la aventura, las emociones fuertes, el
trabajo bajo presión, tolerante, con gran autodominio de sus emociones,
dispuesto a grandes jornadas de trabajo e independiente emocionalmente.
A mi parecer como se diría en el lenguaje
coloquial, debe considerarse gente de barrio, pero que al mismo tiempo tenga la
capacidad de tratar con personas de alto nivel social, con educación media, líderes natos, políticos, críticos y propositivos.
Su
personalidad debe estar orientada a una comunicación apta con los demás con
asertividad y decisión; con autoridad democrática, manteniendo cierta amistad,
comprendiendo y aceptar las opiniones de los demás, capaces de trabajar en
equipo, con altos grados de adaptación y resolución frente a los problemas
cotidianos. En general, no debe tener un carácter colérico, sino por el
contrario, reflexivo, tozudo, etc.
Ante sus valoraciones, creencias que tiene de
las cosas de la vida, de los que lo rodean y de su carrera militar debe mostrar
siempre una correcta actitud positiva, manteniéndose motivado al grado de
interés real hacia su puesto de trabajo, mostrando este interés, demostrarlo y
parecerlo.
Y
desde el punto de vista psicológico, deberá descartarse la existencia de
síntomas o trastornos psicopatológicos y/o de la personalidad. Para
ello hay que tener estabilidad emocional, autoconfianza, capacidad
empática e interés por los demás, habilidades interpersonales, control adecuado
de la impulsividad, ajuste personal y social, capacidad de adaptación a normas,
capacidad de afrontamiento al estrés y motivación por el trabajo militar.
Pero
hay algo más importante aún que considero yo, va a definir no solo la actitud,
la labor y el honor de un militar, sino que determinará su grado de
“integridad” y eso es, básicamente, su compromiso ciudadano, la actitud y
aptitud de servicio, su lealtad no solo a la institución sino a su familia
militar (camaradas), capacidad de resolver sus problemas estando siempre bajo
presión, con gran valor y coraje, resistente a situaciones
difíciles, pero siempre respetando los Derechos Humanos con sólida MORAL, ÉTICA, consciente DISCIPLINA, pero sobre todo ESPÍRITU COMBATIVO.
Entonces
ante la pregunta inicial: ¿es en verdad frialdad, insensibilidad e
indiferencia?, pues yo misma me respondo y digo, NO, simplemente maneja y domina
sus emociones, es disciplina, valor y honor… Concluyo diciendo que, sencillamente, “un soldado es un
peruano con uniforme”